Escoliosis
¿Qué es y cómo aparece la escoliosis?
La columna vertebral está constituida por una serie de huesos pequeños llamados vértebras que se articulan entre sí a través de los discos y las articulaciones intervertebrales o facetas.
Vista desde el lateral tiene forma de una S alargada mientras que vista desde el frente es una línea recta, pese a que pequeñas curvaturas de menos de 10 grados que son normales en individuos sin síntomas y no son motivo de preocupación. Sin embargo, existen personas con una columna con curvas excesivamente pronunciadas. Esta deformidad recibe el nombre de escoliosis.
Existen diferentes tipos de escoliosis siendo la más frecuente la denominada idiopática de la que se desconoce la causa de la deformidad. Está se subclasifica según la edad en la que el paciente inicia la deformidad:
- Escoliosis idiopática infantil (hasta 3 años)
- Escoliosis idiopática juvenil (entre 4 y 10 años)
- Escoliosis idiopática adolescente (entre 11 y 18 años)
- Escoliosis idiopática adulto (a partir de los 18 años)
Cabe destacar que este tipo de escoliosis afecta con más frecuencia a pacientes femeninas durante la fase decrecimiento preadolescente.
Otras causas son la congénita, causada por anomalías en las vértebras durante su formación durante el embarazo y, por tanto, presentes desde el nacimiento.
La causa menos frecuente es la neuromuscular, que es aquella que se da como consecuencia de otras enfermedades que afectan al sistema neurológico y/o muscular como la espina bífida, la parálisis cerebral o la atrofia espinal muscular entre otras.
Imagen de una columna con escoliosis (izquierda) y de una columna sana (derecha)
¿Qué síntomas produce?
En la mayoría de los casos, la escoliosis es asintomática. Pero, en caso de producir síntomas, los más frecuentes son:
- Dolor en la región de la deformidad con o sin irradiación a extremidades.
- Debilidad o cansancio después de estar sentado o caminando mucho tiempo.
- Desnivel a nivel de los hombros, costillas y/o caderas según el nivel de la deformidad.
- Dolor de hombros y/o caderas.
- En casos muy avanzados, se pueden dar dificultades respiratorias por alteraciones de la forma de la caja torácica.
Medición de la desviación de una columna vertebral según el ángulo de Cobb
¿Cómo la podemos diagnosticar?
El diagnóstico se realiza en base a una correcta exploración física. Una maniobra muy útil en estos casos es el llamado test de Adams que consiste en colocar al paciente de espaldas con los pies juntos y pedir que se incline hacia delante. Si al inclinarse hacia delante se evidencia una deformidad o asimetría de la espalda, se realizarán pruebas complementarias de radiología para estudiar la escoliosis.
La prueba más utilizada es la radiografía simple de toda la columna utilizando siempre una proyección anteroposterior y una lateral que permitirán al profesional valorar las curvas de la columna de frente y de lado.
El método más utilizado para valorar las curvas de la escoliosis es mediante el ángulo de Cobb, que es el ángulo que forman entre sí las vértebras del inicio y el fin de la deformidad.
Otros tipos de exploraciones complementarias como la resonancia magnética o el TC también pueden ser útiles para apreciar aspectos concretos como la compresión de algún nervio o alteraciones de la morfología de las vértebras, entre otros.
¿Cuál es el tratamiento para la escoliosis?
De izquierda a derecha: progresión de una escoliosis y corrección tras la cirugía
El tratamiento depende de varios factores como la localización de la curva, el tamaño de esta, si el paciente se encuentra en edad de crecimiento o si existe o no una causa subyacente a la escoliosis. Existen diferentes opciones de tratamiento en función de los factores nombrados previamente:
- Fisioterapia/Rehabilitación: Se trata de un pilar básico del tratamiento, ya que un fortalecimiento muscular del tronco es primordial en pacientes con deformidades de la columna.
- Corsé dorsolumbar: Este tratamiento se utiliza primordialmente en las escoliosis que afectan a los pacientes preadolescentes. Se utiliza normalmente cuando el/la paciente aún está fase de crecimiento con el fin de evitar que la deformidad progrese hasta niveles en los que se indica una cirugía. Es importante tomar consciencia que el corsé no corrige la deformidad sino que evita que esta avance. Normalmente se utiliza durante un mínimo de 16-18h al día y como efecto adverso puede provocar malestar emocional y/o físico, a veces incluso limitando la actividad física por lo que la participación activa del paciente es fundamental en este tipo de tratamientos.
- Infiltraciones o técnicas mínimamente invasivas: En casos de escoliosis con dolores muy localizados o con dolor en las extremidades inferiores, las técnicas poco invasivas como infiltraciones, bloqueos o rizólisis pueden ser alternativas útiles para controlar el dolor, sobre todo en pacientes de más edad o con patología médica en los que la cirugía no es una opción deseable.
- Cirugía: es el tratamiento reservado para pacientes que presentan curvas importantes o que empeoran de manera muy rápida. El objetivo de la intervención es corregir lo máximo posible la deformidad. La cirugía consiste en acceder a la columna a través de la espalda para colocar unas barras que corrijan la deformidad. Para llevar a cabo su función, estas barras están fijadas a las vértebras a través de tornillos y/o ganchos. Finalmente, se coloca un injerto y/o sustitutivos óseos para que las vértebras se fusionen en la posición que inicialmente mantienen las barras.
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