Artrosis facetaria lumbar
¿Qué es y cómo aparece la artrosis facetaria lumbar?
Las articulaciones intervertebrales posteriores, también llamadas facetas, son una serie de pequeñas articulaciones que tienen las vértebras en su parte posterior y son los puntos en los que cada vértebra se articula directamente con las vértebras adyacentes (superior e inferior). Es importante diferenciarlas de los discos intervertebrales, que son las estructuras que se localizan entre las vértebras en la parte superior de la columna.
Estas facetas son una serie de articulaciones que presentan la misma composición que otras articulaciones del cuerpo como la rodilla o la cadera en las que dos huesos distintos, en este caso dos vértebras, se articulan a través de unas superficies de cartílago que permite el deslizamiento de una vértebra respecto a la otra y por tanto el movimiento normal de la articulación. Llamaremos artrosis facetaria lumbar al proceso degenerativo por el cual estas articulaciones sufren una serie de cambios que producen un movimiento anómalo y por tanto doloroso de las mismas.
En la imagen superior podemos ver una sección de la columna lumbar y apreciar los discos intervertebrales (intervertabral disk) en la parte anterior de la columna, así como las facetas (facet joint) en su parte más posterior.
Cada una de estas articulaciones está inervada por una serie de pequeños nervios que provienen de las raíces nerviosas lumbares y recogen, entre otras cosas, la sensibilidad nocioceptiva (es decir, la sensación de dolor) que se produce cuando el movimiento o conformación normales de estas articulaciones se ven alterados. Estos pequeños nervios van a tener un papel importante en el tratamiento de la artrosis facetaria lumbar como veremos más adelante.
Como todo proceso degenerativo de una articulación, la artrosis facetaria consiste en una serie de cambios que se producen de forma natural y sucesiva con el paso de los años como consecuencia del envejecimiento del esqueleto. De todas formas, hay una serie de factores de riesgo que pueden acelerar la aparición de una artrosis facetaria lumbar, como son las actividades de impacto o carga de pesos repetitiva, el tabaquismo y la obesidad o el sedentarismo.
En la imagen superior podemos ver un esquema de cómo las distintas ramas de las raíces lumbares inervan y recogen la sensibilidad de las facetas lumbares.
¿Qué síntomas produce?
El dolor lumbar como consecuencia de la artrosis facetaria recibe el mismo nombre (dolor lumbar facetario). Dicho dolor típicamente aparece en las posiciones de decúbito supino (tumbado hacia arriba), en bipedestación prolongada (al estar mucho tiempo de pie quieto) o la deambulación.
Además, la extensión del tronco (el hecho de “echarse hacia detrás”) suele exacerbar dicho dolor, y no es raro que, aparte de en la zona lumbar baja, dicho dolor se manifieste también en los glúteos, caderas o cara posterior de los muslos.
¿Cómo la podemos diagnosticar?
Como en toda patología, su diagnóstico se basa en una sospecha clínica tras el interrogatorio al paciente y la exploración física, pero se confirma con pruebas de imagen. Una radiografía simple puede poner de manifiesto la presencia de una artrosis lumbar facetaria, pero con cierta frecuencia es necesaria la realización de otra prueba más sensible como una TAC o una resonancia magnética para confirmar su diagnóstico.
En la imagen superior vemos dos cortes de TAC en los que se aprecia una vértebra lumbar. Una articulación facetaria bien preservada se apreciará como la existencia de dos vértebras lisas y bien delimitadas como es el caso de la vértebra de la izquierda. Sin embargo, la presencia de líneas desdibujadas, “agujeros” dentro del hueso (geodas), crecimiento de “picos” de hueso alrededor de las articulaciones (osteofitos) o una zona negra dentro de la articulación (aire) son indicadores de una artrosis facetaria.
¿Cuál es el tratamiento de la artrosis facetaria lumbar?
Como en todo proceso degenerativo articular, el tratamiento se debe basar inicialmente en el ejercicio físico, especialmente aquel que ayude a fortalecer la musculatura lumbar y abdominal y en eliminar los factores de riesgo. Las pautas de medicación pueden producir un alivio sintomático en épocas de un pico de dolor y la rehabilitación o la fisioterapia son instrumentos útiles a nivel terapéutico.
A nivel intervencionista, el dolor facetario lumbar que se produce como consecuencia de una artrosis facetaria puede tratarse de forma muy eficiente con tratamientos mínimamente invasivos. Las infiltraciones facetarias y la rizolisis lumbar son técnicas utilizadas muy frecuentemente en estas situaciones. Los tratamientos biológicos (como las infiltraciones de factores de crecimiento o células mesenquimales) también tienen un papel significativo y otras técnicas poco invasivas como la endoscopia de columna lumbar están aumentando en popularidad y efectividad cada día. Finalmente existe también la posibilidad de realizar cirugías como la artrodesis lumbar para el tratamiento de este problema médico.
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