Como señalábamos en el apartado de las hernias discales lumbares, una hernia discal se produce cuando parte de un disco intervertebral se extruye fuera de su sitio. Por motivos anatómicos, la extrusión suele colocarse en la parte posterior del disco debido a que los ligamentos de la parte anterior de la columna generalmente son más potentes que los de la parte posterior. Cuando esto ocurre, las estructuras nerviosas como la médula, la cola de caballo o las raíces nerviosas pueden quedar comprimidas por la hernia discal.

Cuando un paciente presenta dolor lumbar o en la pierna como consecuencia de una hernia discal, por lo general, de inicio se realiza un tratamiento conservador consistente en reposo, medicación y/o rehabilitación o infiltraciones. Sin embargo, estos tratamientos no son infalibles y, en ocasiones los pacientes requieren de una intervención para solucionar su hernia discal.

La cirugía de hernia discal lumbar está descrita en el apartado de cirugía de las hernias discales. Sin embargo, pese a tratarse de una intervención sencilla, de poco riesgo y que requiere una hospitalización corta, cada vez se opta más por realizar técnicas mínimamente invasivas como es el caso de la discectomía percutánea.